
11 abril, 2020 STABAT MATER
STABAT MATER DOLOROSA
Himno transido de afecto, que en la Edad Media escribía un franciscano, Jacoppone de Todi, y que muchos años después tradujo Lope de Vega:
- La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
- ¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
- Y ¿cuál hombre no llorara,
si a la Madre contemplara
de Cristo, en tanto dolor?
Y ¿quién no se entristeciera,
Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
- Por los pecados del mundo,
vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado,
que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
- ¡Oh dulce fuente de amor!,
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por mi Cristo amado,
mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo
Los relatos de la pasión de Cristo nos presentan a la Virgen muy cerca de su Hijo, no sólo por su presencia física, sino sobre todo por la unión de amores y voluntades. Ayer celebramos la fiesta de la exaltación de la santa Cruz, el altar en el que Cristo ofreció el sacrificio del Cordero agradable a Dios por el que se nos perdonan todos los pecados. Hoy miramos a la mujer que primero “comprendió” la ciencia de la Cruz. La unión entre madre e hijo, la identificación con su plan salvífico y la obediencia amorosa a la voluntad del Padre otorga a María el título de corredentora.
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