
03 julio, 2022 REFLEXIONES – ACTUALIDAD

Francisco a pueblos de RDC y Sudán del Sur
Mientras tanto, según el Papa, en estas semanas, “los llevo en mi corazón más que nunca”. “Llevo dentro de mí, en la oración, el sufrimiento que han sentido durante tanto tiempo, demasiado tiempo”, afirma el Pontífice.
A continuación, se detiene en la realidad de ambas naciones: primero, dice que piensa en la RDC, “en la explotación, la violencia y la inseguridad que sufre, sobre todo en el este del país, donde continúan los enfrentamientos armados que provocan innumerables y dramáticos sufrimientos, agravados por la indiferencia y la complacencia de tantos”.
“Piensen, ustedes que me son tan queridos, cuánto más preciosos y amados son a los ojos de Dios, que nunca decepciona a los que ponen su esperanza en Él. Tienen una gran misión, todos ustedes, empezando por los dirigentes políticos: la de pasar página para abrir nuevos caminos, caminos de reconciliación y caminos de perdón, caminos de convivencia pacífica y de desarrollo”.
Luego, considera que esta es “una misión que hay que emprender mirando juntos al futuro, a los muchos jóvenes que pueblan vuestras exuberantes y heridas tierras, llenándolas de luz y de futuro”. “Sueñan y merecen ver esos sueños hechos realidad, ver días de paz: para ellos, en particular, debemos deponer las armas, superar los rencores, escribir nuevas páginas de fraternidad”, subraya el Papa.
“Las lágrimas que derraman en la tierra y las oraciones que elevan al cielo no son en vano”, asegura el Obispo de Roma, quien agrega que “el consuelo de Dios llegará, porque Él tiene ‘planes de paz y no de desgracia’ (Jer 29,11). Incluso ahora, mientras espero encontrarme con vosotros, pido que su paz descienda a vuestros corazones”.
Y a medida que crece mi expectación por ver vuestros rostros, por sentirme en casa en sus vibrantes comunidades cristianas, por abrazarlos a todos con mi presencia y por bendecir sus tierras, mi oración se intensifica, al igual que mi afecto por ustedes y por sus pueblos. De corazón, los bendigo y también le pido que sigan rezando por mí. Gracias, y hasta pronto.
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