
10 abril, 2020 EL ÁRBOL DE LA CRUZ
VIERNES SANTO
EL ÁRBOL
¡Oh Cruz, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde
la vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!.
Himno del Viernes Santo
Esa cruz que llevas al cuello o que ves desnuda y pétrea por las veredas del mundo, es el árbol de la Vida. Desde que en esos dos palos cruzados,- de pino, de olivo, o de no se qué-, tendieron a la vida, quedó como símbolo de los valores más grandes: amor, entrega, perdón, fe, solidaridad….¡Todo el Evangelio hecho carne en un palo desnudo!.
Desde entonces todo el que quiera ser verdadero discípulo de Jesús, tendría que cargar con la cruz. Así de firme.
Hoy te recomiendo, a ti que te reconoces su discípulo, que hagas un gran silencio; que conviertas este día en un desierto para caminar con Jesús. De la mano de Mateo el evangelista, medita y revive, haz carne tuya los versículos 32 al 56 del capítulo 27.
Siéntete Cireneo descargando en ti parte del peso de la Cruz. Compartirás con el Maestro la situación de muchos hombres cargados injustamente de cruces pesadas e insoportables.
Siéntete parte del coro de los que le injuriaban y le pedían,-¿no te suena?,- que se salvara a sí mismo. Te encontrarás, por unos momentos, formando parte del coro de los interesados, de los manipuladores, de los que mueven los hilos, de los que miran con sorna y con desprecio.
Siéntete del grupo de las “Marías”, la de Magdala y su Madre, que desde lejos miraban con los ojos empapados en lágrimas, pero con el corazón lleno de amor hacia el que colgaba del árbol.
Déjate envolver por esa teología de la Cruz en la que todo un Dios se hace hermano doliente, hermano drogadicto; en la que todo un Dios abre los brazos y perdona a los malos; en la que todo un Dios convierte el dolor, la injusticia , en esperanza para siempre.
Antes de dejar tu desierto particular mira desde la Cruz, con la mirada de Cristo a los miles de “cristos” que pasan en pateras, que están confinados o errantes en Grecia, a los que levantan muros, como cepos a los animales; a los que padecen el coronavirus….y que cargan con las cruces de los “otros”. Cuando a la noche en la semioscuridad de la iglesia, iluminada por las amigas luces de las velas, o en tu casa, te encuentres con el árbol, dirígele esta petición:
Ablándate madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.
Tú sólo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú el arca que nos salva; tú el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.
Himno del Viernes Santo
M.G.R. SSCC
No hay comentarios